El lado invisible de lo cotidiano: trabajo infantil en nuestra cesta de la compra
Imagina que cada producto que utilizamos o consumimos a diario pudiera contarnos su historia.
¿De dónde viene?
¿Quién lo ha elaborado?
¿Cómo era su vida en ese momento?
Este 12 de junio, Día Internacional contra el trabajo infantil, queremos recordar que con cada gesto cotidiano de compra tenemos la oportunidad de mirar más allá de las etiquetas y hacernos algunas preguntas.
Y aunque la respuesta a veces duela, también puede ser el primer paso hacia decisiones conscientes y transformadoras de esta realidad.
Lo que no se ve en las etiquetas.
Cuando hacemos la compra, pocas veces pensamos en el viaje que ha hecho cada producto hasta llegar a nuestras manos. Pero ese recorrido a menudo comienza en campos, fábricas o talleres donde trabajan personas -en muchos casos menores de edad- en condiciones de explotación.
Mientras el 12 de junio estemos celebrando el Día Internacional contra el trabajo infantil, cerca de 140 millones de niñas y niños en todo el mundo* estarán trabajando (en muchos casos, además, en condiciones duras y peligrosas). Y muchas veces su trabajo estará relacionado con los productos que consumimos a diario: el chocolate que merendamos, la ropa que vestimos, el café que tomamos al despertar.
En las plantaciones de cacao de África Occidental, por ejemplo, se estima que más de 1,5 millones de niños y niñas realizan tareas peligrosas como cargar pesos excesivos, manipular pesticidas o usar machetes.

Aunque desde el año 2000 el trabajo infantil se ha reducido casi a la mitad, para acabar con él en los próximos cinco años, las tasas actuales de progreso tendrían que ser 11 veces más rápidas (según datos de la Organización Internacional del Trabajo -OIT-).
“El mundo ha logrado avances significativos en la reducción del número de niños obligados a trabajar. Sin embargo, demasiados niños siguen trabajando en minas, fábricas o campos, a menudo realizando trabajos peligrosos para sobrevivir”, Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF.
(*si quieres conocer más datos sobre la situación del trabajo infantil en el mundo, según el último informe de la OIT y UNICEF, sigue leyendo. Los encontrarás al final del artículo)
¿Por qué ocurre esto?
La pobreza, la falta de acceso a educación, la discriminación y la ausencia de leyes laborales efectivas son algunas de las causas principales del trabajo infantil. Muchas familias no tienen otra opción que poner a sus hijos e hijas a trabajar para poder sobrevivir.
A esto se suma un sistema económico global que antepone los beneficios a las personas, y que permite que grandes empresas compren barato sin preocuparse por quién paga el precio real. En este modelo, las cadenas de producción son tan largas y opacas que resulta difícil -y muy conveniente para las empresas- no saber lo que ocurre al inicio.
Pero tenemos una buena noticia: existen alternativas. Y están al alcance de nuestra mano.
El Comercio Justo. Una herramienta real de cambio
El Comercio Justo no es solo un modelo económico: es una forma de cuidar.
De cuidar a quienes producen, a sus familias, a sus comunidades.
Garantizar la no explotación laboral infantil es uno de los principios sobre los que se sostiene el Comercio Justo: ningún menor realiza tareas que afecten a su desarrollo físico, mental, social o espiritual, que interfieran en su educación, o que se desarrollen en condiciones abusivas, peligrosas y nocivas que pongan en peligro su salud o integridad.
¿Cómo lo hace?
Asegurando condiciones de trabajo dignas para las personas adultas, precios justos que les permitan vivir con dignidad, y contratos estables que eviten que las familias tengan que recurrir al trabajo infantil para sobrevivir.
Además, el Comercio Justo impulsa la educación, el acceso a la salud y el empoderamiento de quienes históricamente han sido invisibilizados y privados de sus derechos fundamentales.
En este post te contamos más sobre cómo funciona este sistema y por qué es una garantía ética para quienes no queremos ser cómplices sin saberlo.
Historias con infancia feliz
Las cooperativas de Comercio Justo nos las saben contar mejor que nadie: en la base del trabajo de toda organización perteneciente al movimiento global del Comercio Justo están el cuidado y respeto de la infancia (si te asomas a cualquiera de las historias que recogemos en la sección "Ponle cara" de nuestro blog, encontrarás muchas).
Aquí compartimos alguna más:
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En Ghana, la emblemática Kuapa Kokoo utiliza las primas del Comercio Justo para financiar infraestructuras educativas. Gracias a esto, comunidades como Asunafo North Union construyeron escuelas que hoy educan a más de 100 niños y niñas, evitando que terminen trabajando en el campo.

- En Bombay (India), en la cooperativa textil Creative Handicrafts, trabajan unas 300 mujeres. Además de recibir un salario digno, disfrutar de condiciones laborales adecuadas y seguras y recibir formación, cuentan con una escuela que cubre el periodo educativo entre los 6 meses y los 16 años. Inicialmente creada para los hijos e hijas de las trabajadoras, actualmente es también la escuela de otros niños y niñas de la zona
¿Qué podemos hacer? Gestos que suman.
No siempre es fácil. A veces falta tiempo, otras veces información. Pero hay cosas que sí están en nuestras manos:
- Informarnos. Conocer lo que hay detrás de lo que consumimos es el primer paso. Nuestro blog "Ponle Cara al Comercio Justo" está lleno de recursos para mirar el mundo con otros ojos. Te invitamos a seguir buceando en él y a compartirlo.
- Elegir Comercio Justo. Cafés gourmet, moda sostenible, chocolates ecológicos, cosmética natural... ya hay muchas opciones con garantías éticas, libres de trabajo infantil. En nuestra tienda online y en la tienda de SETEM c/Gaztambide 50 en Madrid encontrarás muchísimas. Si no te pilla cerca, echa un vistazo al listado de tiendas de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.
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Apoyar a organizaciones que trabajan por la justicia global. Puedes hacerlo desde los equipos voluntarios, asociándote o difundiendo la labor de asociaciones como SETEM.
Cada vez que eliges un producto elaborado con justicia, estás apostando por una infancia libre de explotación. Estás diciendo que el respeto a los Derechos Humanos no es negociable.
Y estás demostrando que sí, hay otra manera de hacer las cosas.
Este 12 de junio, y cada día, no se trata de hacerlo perfecto. Se trata de intentar hacerlo cada vez mejor.
¿Quieres conocer más datos sobre el trabajo infantil?
Aquí te dejamos algunas cifras del último informe de la OIT y UNICEF "Trabajo infantil: Estimaciones mundiales 2024, tendencias y el camino" que ayudan a entender mejor el alcance del problema:
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En África subsahariana, más de 1 de cada 5 menores trabaja.
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En Latinoamérica y el Caribe, la cifra es del 5,5%; en Asia y el Pacífico, del 3,1%.
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6 de cada 10 niños y niñas que trabajan lo hacen en la agricultura.
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El 31% de los menores de 14 años que trabajan no van a la escuela. Entre los 15 y 17 años, el abandono escolar asciende al 59%.
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El ritmo de reducción es tan lento que, si no cambia, la erradicación del trabajo infantil no llegará hasta 2060.