Protégete del sol... ¡con justicia!

Todos somos conscientes de lo importante que es (y cada vez más) proteger nuestra piel del sol, y no solo en verano.

Pero, ¿te has planteado alguna vez que esa crema para el sol que llevas años aplicándote puede no ser la más adecuada, ni para tu piel ni para el planeta? 

En otro post de nuestro blog, ya te explicamos por qué es bueno apostar, en general, por la cosmética de origen natural.

En el caso de los protectores solares, esta cuestión cobra aún más importancia. 

Así que en este artículo intentamos darte algunas pistas para ponerte más fácil elegir un buen protector solar... ¡en todos los sentidos!

Filtros químicos y filtros físicos

Una de las principales diferencias entre los protectores solares es el tipo de filtro que usan para protegerte de las radiaciones UVA y UVB.

Los protectores solares convencionales suelen llevar varios filtros químicos, que son unas sustancias -oxibenzona, mexoryl, helioplex o trolamina, entre otras muchas- que penetran en la piel y que pueden generar radicales libres y alergias. Además, al no ser biodegradables, sus activos se desprenden en el agua y son perjudiciales para la fauna y flora marinas.

Sin embargo, existen protectores solares más respetuosos con tu salud y con la salud del planeta que no incorporan filtros químicos sino que utilizan filtros físicos.

Estos filtros funcionan como espejos que reflejan las radiaciones solares y no penetran en la piel -por lo que no provocan ningún tipo de reacción adversa ni alergia-. De hecho, solo incorporan como filtro el dióxido de titanio, que es biodegradable y, por tanto, respeta los ecosistemas marinos. 

¿Qué es el factor de protección?

El Factor de Protección Solar (FPS o SPF) que aparece indicado en los botes de las cremas, indica esencialmente el tiempo durante el cual la piel puede estar expuesta al sol antes de que los rayos UVB comiencen a quemar la piel.

De este modo,  una crema con un factor de protección solar 30, multiplicará por treinta el tiempo que una persona puede estar expuesta al sol.

Pero este tiempo depende también de factores como  la sudoración, el contacto con el agua y con la arena de la playa, o el efecto de la fricción con la ropa. De modo que, tal y como indican los especialistas, en ocasiones es necesario repetir la aplicación de la crema solar al menos cada hora.

Tendemos a prestarle mucha atención al factor de protección (SPF) y procuramos que sea un 50 o un 50+ -también conocido como “pantalla total”-, pensando que, con eso, estamos completamente protegidos, pero como verás a continuación, ¡a partir del SPF30 no hay apenas diferencia!

Algo que quizás no sabías es que el SPF no sigue una proporción aritmética, en lo que a absorción de radiación solar se refiere. Una crema SPF 50 no protege el doble que una SPF 25. En este gráfico lo verás muy claro.  una crema con un SPF 50 absorbe un 98% y una con un SPF 30, un 96,7%. 

Por tanto, lo que es realmente importante es aplicar la crema con frecuencia (cada media hora, más o menos) , o si se ha permanecido cierto tiempo en el agua.

Protector solar ecológico y de Comercio Justo

El protector solar que encontrarás en nuestra tienda online y en nuestra tienda de Comercio Justo en c/Gaztambide 50 reune todas las condiciones para ser tu preferido.


Además de tener un factor de protección suficiente para tu cuidado, nuestro protector solar incluye aloe vera procedente de AMB Wellness (AgroMayal Botánica), que agrupa distintas cooperativas de México y favorece el desarrollo y una mejora de la calidad de vida de los productores locales y de sus familias.

Por otra parte, el valioso aceite de argán que incorpora llega tras un proceso de recolección y extracción que realiza la Cooperativa Targanine de mujeres bereberes de Marruecos, según principios de Comercio Justo. Antes de participar en esta labor, muchas de las mujeres tenían prohibido por sus maridos trabajar, o se encontraban marginadas por ser viudas o divorciadas. Hoy, la agrupación les permite ganar un salario con el que mejoran su calidad de vida y la de sus hijos, además de realizar e impulsar programas de alfabetización y planificación familiar.

¡Protegerse del sol protegiendo nuestra piel, cuidando del planeta y apoyando a comunidades agricultoras de Comercio Justo es posible! 

 

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