El karité de Comercio Justo: desde la sabana africana hasta tus manos

Uno de los ingredientes naturales más usados en cosmética es el karité, y no es de extrañar.

La manteca de karité es famosa por su capacidad para hidratar y nutrir la piel en profundidad, tanto que… ¡hasta la mismísima Cleopatra la utilizaba, según dicen los expertos!.

Además de su enorme acción regeneradora y cicatrizante, protege la piel de los efectos del entorno como el frío y el viento y, por si no fuera suficiente, cura los eczemas y combate el envejecimiento. ¡Toda una joya, vamos!

Manteca de karité

¿Sabías que aparte de para la hidratación de la piel también puede utilizarse para cuidar el cabello? Especialmente el cabello crespo y rizado agradecerán enormemente que lo cuides con manteca de karité. Te contamos cómo hacerlo:

  1. Mezcla un poco de karité con aceite vegetal, como el aceite de oliva
  2. Masajea con esta mezcla desde tu cuero cabelludo hasta las puntas
  3. envuelve el cabello en una toalla 
  4. deja reposar durante una hora más o menos: transcurrido este tiempo  (o incluso una noche entera) lávate el pelo y…
¡disfruta del resultado!

    Todas estas propiedades cosméticas se deben a su composición, ya que es un producto con un alto contenido en vitaminas A, D, E y F.

    Además, lo que quizás no sepas es que la manteca de karité no solo se usa en cosmética, también es utilizada en muchos platos africanos:  se conserva muy bien y se emplea para freír o también en salsas. Incluso en la industria alimentaria en ocasiones se emplea como grasa vegetal para sustituir a la manteca de cacao.

    Pero… ¿Qué camino ha recorrido este producto natural hasta llegar a nuestras manos y regalarnos tantos beneficios? Acompáñanos y te lo contamos.

    VIAJE HASTA LA RAÍZ DEL ÁRBOL DEL KARITÉ

    Árbol de karité en la sabana africana

    La historia del karité comienza en la sabana africana, donde de forma salvaje crece un árbol cuyo nombre científico es Vitellaria Paradoxa, más popularmente conocido como el árbol del karité, que significa “árbol de mantequilla”. Los mejores árboles de karité crecen principalmente en Burkina Faso, Mali y Costa de Marfil.

    Y son árboles salvajes: casi todos los intentos que se han hecho para cultivar el karité han fracasado, por lo que el karité viene siempre de árboles silvestres.

    Es un árbol parecido al olivo y que puede llegar a vivir hasta 300 años, aunque no comienza a dar frutos hasta pasados los 15 años de vida. Cuando el árbol se considera adulto, hacia los 30 años aproximadamente, se pueden llegar a obtener hasta veinte kilos de frutos similares a almendras, que es de las que se extrae la grasa vegetal denomina manteca de karité.

    Veinte kilos de frutos pueden parecer muchos, pero de ellos se extraen unos cinco kilos de semillas, que darán lugar a tan solo un kilo de manteca.

    La mayor producción por árbol se alcanza cuando tienen entre 50 y 100 años de edad. El primer paso para poder beneficiarnos de este producto es que la naturaleza nos proporcione estos árboles tan fascinantes y echarle un poco de paciencia.

    Y es que ¡lo bueno ¡se hace esperar!

    Manos sosteniendo cuenco con semillas de karité

    ¿Qué pasa después?

    El árbol del karité se considera sagrado y por ello el fruto solo se recoge cuando ha caído a la tierra. Tras la recolección se retiran las cáscaras, se lavan las almendras para eliminar impurezas y se dejan secar.

    El método tradicional de extracción de la manteca consiste en machacar, tostar y amasar las almendras mientras se añade agua caliente hasta que se consigue formar la manteca. Es muy importante que el proceso se realice de forma correcta ya que repercute directamente en la calidad del producto final.

    EL KARITÉ DE COMERCIO JUSTO. MUJERES EN LA RAÍZ.

    Mujer con un cuenco sobre la cabeza en el que lleva semillas de karité

    La manteca de karité de nuestra cosmética natural de Comercio Justo viene de Burkina Faso en donde el karité es el segundo producto de exportación, detrás del algodón, y en donde el karité es el medio de vida para más de un millón y medio de personas (el 90% de ellas, mujeres).

    El karité se exporta como fruto o como manteca ya extraída. Si el proceso de obtención de la manteca no se hace bien, el resultado es una manteca de baja calidad. Por este motivo mucho del karité se exporta en forma de fruto que los intermediarios compran a muy bajo precio para hacer la extracción en el país de destino. Esto implica que los productores y productoras de Burkina Faso pierdan la mayor parte del valor del producto.

    En nuestra historia la elaboración de la manteca de karité tiene por protagonistas a las casi 5.000 mujeres de las regiones de Sissili y Zirto en el sur de Burkina Faso que forman parte de la Federación Nununa. Se trata de una cooperativa de Comercio Justo nacida en 2011 (aunque tiene su origen en las agrupaciones de productores de karité que existían en la región desde 2001)

    Los beneficios que supone para las mujeres trabajar en esta cooperativa son innumerables, y son sin duda el capítulo más interesante de la historia del karité de Comercio Justo.

    La misión de Federación Nununa es contribuir a mejorar las condiciones de vida de las mujeres en el ámbito rural mediante el fortalecimiento de sus habilidades, su capacidad productiva y el desarrollo de los mercados.

    Esta cooperativa ha conseguido que las mujeres no sólo recolecten los frutos del árbol del karité sino que los procesen obteniendo una manteca de excelente calidad que pueden vender en el mercado internacional.

    De esta forma consiguen un valor añadido que les proporciona mayores ingresos y permite que no dependan económicamente de sus maridos.

    Grupo de trabajadores y trabajadoras de Federación NununaAdemás esta cooperativa tiene en marcha una serie de actividades sociales cuyo propósito es favorecer las condiciones de vida de grupos vulnerables como pueden ser la construcción de letrinas y pozos públicos o incluso el establecimiento de un fondo para la preservación del medio ambiente.

    Pero volviendo a nuestra historia, la manteca de karité que estas mujeres producen  tiene que llegar hasta nuestras manos y para ello, gracias a las redes de Comercio Justo, la comercialización del producto se realiza de forma más directa, evitando a los intermediarios y permitiendo a las productoras que sean ellas quienes negocien el precio de venta, y quienes decidan en qué proyectos invertir los beneficios. Uno de ellos, por ejemplo: la compra de bicicletas que pueden utilizar para desplazarse a las zonas de recolección. También, con el precio extra que reciben, las mujeres pueden pagar las cuotas escolares de sus hijos e hijas y comprar medicamentos sin depender de sus maridos.

    PRODUCTOS DE KARITÉ DE COMERCIO JUSTO PARA TU CUIDADO PERSONAL

    Una vez que el producto llega a su destino final, es decir, hasta nuestras manos, no podemos terminar la historia sin contarte en qué tipo de productos cosméticos encontrarás esta joya procedente de la mismísima sabana africana:

    Tanto en la tienda física como en la tienda on line de SETEM puedes encontrar los siguientes productos:

    Manteca de karité de Comercio Justo

    Para el cuidado facial te encontrarás la crema de día, que tiene factor de protección solar y la crema de noche, que es una de las cremas con mayor concentración de karité de Comercio Justo del mercado. Ambas indicadas para el cuidado de pieles secas y muy secas.

    Para el pelo puedes utilizar la mascarilla reparadora y en el cuidado corporal es ideal la pastilla de jabón de karité, indicada para hidratar y nutrir diariamente las manos y el rostro.

    ¡Ah! Y por supuesto puedes encontrar la manteca de karité de Comercio Justo tal cual, 100% natural.

    Finalmente el karité de Comercio Justo es uno de los componentes, junto al aceite de argán y el aloe vera, que forman parte de los productos de la línea solar, disponibles para la cara (incluso aportando color) como para el cuerpo.

    Ahora que ya hemos llegado al final de esta historia tan exótica de naturaleza salvaje, mujeres emprendedoras y cuidado corporal esperamos que el siguiente capítulo lo escribas tú, participando de esta rueda maravillosa que es el Comercio Justo.

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