La cruda realidad que esconden (algunos) anacardos

Con el auge de las dietas veganas y saludables el anacardo se está convirtiendo en uno de los frutos secos más demandados a escala global: en los últimos años ha pasado a ser un ingrediente central en alimentos como el queso vegano, las leches de frutos secos, las mantequillas de frutos secos y las barritas energéticas.

Anacardos naturales en un cuenco

No nos extraña nada: además de estar deliciosos, tostados o sin tostar, los anacardos tienen muchas propiedades excelentes para nuestra salud, lo que los convierte en aliados perfectos para una dieta equilibrada. Disminuyen el colesterol y los triglicéridos, son una excelente fuente de magnesio y de proteínas y por su elevado contenido en triptófano contribuyen a regular el sueño y controlar la ansiedad.

Pero si vamos hasta la raíz de esta viajera semilla (más de la mitad de la producción mundial de anacardos está concentrada en tan solo tres países: Costa de Marfil, India y Vietnam) nos encontramos con que esconde una dolorosa realidad bastante difícil de encajar, sobre todo para las personas que viven de la cosecha y el procesado de los anacardos.

Antes de contártela, queremos enseñarte cómo es un anacardo para que puedas entenderlo mejor.

Fruto del anacardo

Lo más probable es que no hayas visto el árbol frutal del anacardo en tu vida,

Árbol del anacardo

¿lo imaginabas así?

Como ves en la imagen, el fruto del anacardo tiene dos partes.

  • La parte superior, que parece una manzana de color amarillo-rojizo, es de consistencia pulposa y sabor agridulce agradable al paladar. Pero apenas se comercializa.

  • La parte inferior de esta “manzana”, como puedes ver por su forma, es la nuez o semilla del anacardo, cubierta por una cáscara que debe extraerse para su posterior consumo. 

Y es aquí es donde está el quid de la cuestión: esta cáscara protectora cuando se rompe libera cardol, un ácido graso sumamente cáustico.

Al entrar en contacto con la piel produce quemaduras.

 

 Y el pelado del anacardo es una tarea sustancialmente manual.

Trabajadoras del anacardo en India. 8 euros al día por dejarse la piel

Se estima que en India cerca de 500.000 personas trabajan en la industria del anacardo, y  el  90% son mujeres. Suelen proceder de comunidades empobrecidas y marginadas, y a menudo dependen de cualquier trabajo local disponible, lo que reduce aún más su fuerza de negociación a la hora de movilizarse para conseguir mejores salarios y condiciones de trabajo.

En su inmensa mayoría trabajan sin contrato por un sueldo miserable, sin garantía de ingresos estables, sin pensión, vacaciones ni atención médica. 

Emily Clark junto a productora de anacardos

La periodista Emily Clark quiso dar a conocer la dura realidad que sufren estas  mujeres trabajadoras del anacardo en un reportaje para el diario Daily Mail.

“Me horroricé cuando descubrí que mi dieta podía estar financiando esta miseria. Soy vegana y los "quesos" sin lácteos que me encantan suelen llevar anacardos. También las salsas cremosas que me encantan para la pasta”.

Emily decidió viajar al pueblo de Pudhukuppam, en el estado indio de Tamil Nadu, para conocer el día a día de mujeres trabajadoras del anacardo.

Las quemaduras son una realidad cotidiana para estas mujeres. Muchas ni siquiera cuentan con guantes para proteger sus manos. Aunque los tuvieran, probablemente no podrían permitirse utilizarlos porque ralentizarían su trabajo y no obtendrían ingresos suficientes para subsistir: se les paga por kilo (cobran unos 0.80 euros por kilo e ingresan unos 8 euros diarios). Cuando el dolor de las quemaduras se hace insoportable, necesitan medicinas y, por supuesto, tienen que pagarlas. Así que alivian las quemaduras de ácido con ceniza de sus hogueras.

Manos trabajadora anacardos

La competencia entre empresas para bajar el precio del anacardo al consumidor final está en la raíz de esta insostenible situación. A medida que aumenta la demanda, los compradores, en su mayoría supermercados que buscan maximizar las ganancias, presionan a los proveedores indios para que reduzcan los costes.

Y esto suele hacerse siempre a costa del eslabón más débil de la cadena: las productoras.

Mujer productora de anacardos entre frutos y cáscaras

Comercio Justo: una alternativa real y esperanzadora.

No pensábamos dejaros con este mal sabor de boca: como sabéis, en el blog de SETEM queremos contribuir a destapar la realidad que esconden muchos de los productos que consumimos a diario, pero a la vez hablaros de alternativas en marcha que nos permiten, cuando las conocemos, apostar por productos respetuosos con los Derechos Humanos y con el cuidado de la tierra.

Productor de anacardos de Comercio Justo en Burkina Faso

Y sí, hay alternativas ecológicas y de Comercio Justo para no tener que consumir anacardos fruto de la explotación: en la tienda Setem puedes encontrar estos deliciosos anacardos ecológicos tostados sin sal 

Según se den las cosechas, los anacardos proceden de las cooperativas COOPAKE en Burkina Faso, APRAINORES en El Salvador o FTAK en la India.

En todas ellas la seguridad laboral de las personas trabajadoras es una prioridad: cultivan y procesan anacardos según los criterios de la agricultura ecológica y con todas las condiciones y garantías.

Además, las tres organizaciones obtienen la mayor parte del valor añadido del Comercio Justo. Ellas mismas cosechan, pelan y exportan los anacardos. El procesamiento local de los anacardos es una cuestión importante: un anacardo pelado vale 5,5 veces más que un anacardo crudo. 

APRAINORES (Asociación de Productores Agroindustriales Orgánicos de El Salvador) cuenta con 150 productores y productoras de anacardos, y 80 personas trabajadoras en la unidad de procesado, lo que representa una fuente de empleo considerable para la región de San Carlos de Lempa una región bastante aislada y marcada por un importante éxodo rural.

Productoras de Kerala

COOPAKE, una de las primeras cooperativas creadas en Burkina Faso, cuenta con dos unidades de transformación de mango seco y anacardos y más de 800 hectáreas de huertos y tierras de cultivo en las que trabajan 250 productores.

FTAK es una cooperativa que hoy día cuenta con más de 4.180 productores de la región de Kerala. En parcelas de 1 a 5 hectáreas, cultivan especias como pimienta, vainilla, cardamomo, cúrcuma, jengibre, nuez moscada y clavo, así como anacardos y cocoteros. Todos los cultivos son ecológicos.

¿Cómo se protegen del ácido corrosivo de los anacardos? 

En El Salvador, las nueces de anacardo se hierven primero en aceite para debilitar la cáscara.  Antes de pelarlas se pasan por ceniza para absorber el líquido corrosivo que rodea el grano. Además, las trabajadoras utilizan guantes para proteger sus manos.

En Burkina Faso, los trabajadores y trabajadoras se protegen las manos con aceite de algodón, que neutraliza el ácido contenido en los anacardos. Esta es la solución preferida en Burkina Faso, dadas las altas temperaturas que hacen incompatible el uso de guantes con el calor.

Comercio Justo: mucho más que comercialización.

No queríamos cerrar este post sin recordar que desde las organizaciones de Comercio Justo seguimos trabajando activamente por promover cambios legislativos que obliguen a las empresas a colocar los Derechos Humanos y el respeto al medioambiente por delante de los beneficios económicos. La incidencia política es uno de los pilares del movimiento del Comercio Justo, y es imprescindible para acabar con la impunidad empresarial.

Pero este es otro tema que da, seguramente, para un nuevo post... 

¡Gracias por leernos y nos vemos pronto de nuevo por aquí!  

(Y también gracias a Ethiquable por la información valiosa y fotografías).

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