Mi consumo, una oportunidad de cambiar el mundo
Que al mundo le hace falta “un buen repaso”, somos muchas las personas que lo tenemos claro.
Que este modelo de sociedad consumista y depredador es insostenible, también.
No hace falta fijarse con demasiado detalle en cómo están las cosas a nuestro alrededor para darnos cuenta de que podrían ir mucho mejor, ¿verdad?
Sería maravilloso despertarnos un día y que la Tierra fuera un lugar en el que nadie sufriera explotación, donde la naturaleza y los animales fueran respetados y donde no hubiera lugar para las injusticias.
Pero sabemos que esto no funciona así.
Como no existen las hadas madrinas y no tenemos una varita mágica para convertir ese deseo en realidad, nos toca explorar, y ver qué herramientas hay a nuestro alcance para ir dando algunos pasos hacia ese objetivo y demostrar que otro mundo es posible... ¡y está en marcha!
Nuestras elecciones de consumo construyen la sociedad en la que vivimos
Una de estas herramientas, mucho más poderosa de lo que creemos, es la forma en la que consumimos.
¿Qué tal si empezamos por ser conscientes de que lo que hacemos y lo que sucede en nuestra parte del planeta afecta a lo que sucede en otros lugares y a las personas que viven allí?.
Si hay algo que hacemos muchas veces día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, es consumir. ¿Y si convertimos nuestro consumo, como dicen en Carro de Combate, en un “acto político”?. Consumir es una forma de votar por el mundo en el que queremos vivir.
Ser conscientes del poder que tenemos como personas consumidoras es fundamental para construir el tipo de sociedad en el que queremos vivir. Cada euro que gastamos alimenta un modelo de producción y de consumo concreto. Poner nuestro dinero en un tipo de producto, servicio, iniciativa… y no en otro tiene un impacto mucho mayor del que pensamos.
Nuestra forma de consumir (o de no hacerlo) es una potente palanca de cambio, una forma de activismo, una forma de militancia.
Cuando apoyamos iniciativas que empoderan a las personas, les proporcionan un modo de vida digno y apuestan por el respeto a la naturaleza dejamos de seguir dándole vueltas a la rueda que genera desigualdad y sufrimiento, además de una degradación del medio ambiente que, según alertan los científicos tal y como podemos leer en este artículo, está a punto de llegar a un punto de no retorno.
Consumo crítico, responsable y transformador sí, pero ¿por dónde empiezo?
Hay muchísimas opciones y alternativas a nuestro alcance. Solo necesitamos encontrar las nuestras. Las que más se adapten a nuestras necesidades, a nuestros entornos, a nuestra realidad y situación personal…¡Y las que más nos ilusione poner en marcha!
Todo es empezar e ir poco a poco. No pretender dar un salto enorme, sino avanzar paso a paso. Una vez que encontremos nuestro camino y nuestra rutina de consumo crítico y militante, lo que nos parecerá difícil será abandonarla.
¿Qué opciones tenemos?
Muchas. Todas aquellas que fomenten una sostenibilidad económica, ecológica y social. (Pero una sostenibilidad de verdad, no "descafeinada", como os contábamos en uno de nuestros últimos posts).
Aquí va una pequeña lluvia de ideas, a ver si entre todas ellas encuentras alguna que te resuene más. En algunas verás que hemos enlazado iniciativas que conocemos y con las que trabajamos codo con codo, pero... no son las únicas. (si conoces otras, o si quieres incluir nuevas propuestas ¡te leemos en comentarios!):
Apostar por la producción local y el comercio de proximidad, la producción ecológica, elegir productos de Comercio Justo, participar en grupos de consumo, apoyar a empresas democráticas que respetan los derechos laborales y sociales, tener tus ahorros en un banco ético, pasarte a la energía verde y a la telefonía sostenible, informarte en medios de comunicación independientes o hacer viajes desde un enfoque de turismo responsable y sostenible…
También es importante que no olvidemos que se puede vivir mejor con menos cosas y más tiempo, como nos recuerda Inés Rigal de Ser Manglar en su libro: manual de instrucciones bien simpático para poner en práctica eso del “zero waste”, que no es otra cosa que vivir más ligeros de equipaje y generando un impacto menor en el planeta.
Alternativas para un consumo crítico. ¿Dónde encontrarlas?
Afortunadamente hoy día hay muchas redes de entidades, organizaciones y personas que nos facilitan el trabajo. Desde pequeñas redes locales hasta otras que funcionan a nivel estatal como REAS (Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria), o la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, que engloba a todas las organizaciones que impulsamos esta alternativa a lo ancho y largo del territorio.
En Madrid os animamos a conocer el Mercado Social, del que formamos parte: una cooperativa integral de personas consumidoras y productoras cuyo objetivo es construir un nuevo modelo económico, empresarial y de consumo respetuoso con las personas, los animales y el planeta. Te sorprenderá ver la variedad tan amplia de organizaciones y sectores de actividad diferentes a los que da cabida. Puedes encontrarlos fácilmente en este mapa.
Y por supuesto, en nuestra tienda SETEM encontrarás una gama muy amplia de productos (café, cacao y chocolates, infusiones, especias y condimentos, cosmética natural...) elaborados por cooperativas de Comercio Justo, y además... una selección de productos de la Economía Social y Solidaria sobre los que os hablaremos dentro de poco. ¡Seguid con atención nuestro blog!
Eso sí: no queremos despedirnos sin señalar que SETEM somos mucho más que una tienda: si sigues la pista a nuestras actividades (ya sea a través de facebook, twitter, instagram, visitando nuestra web o suscribiéndote a nuestro boletín) podrás conocer otras dimensiones de nuestro trabajo y otras actividades que tenemos entre manos y quizás te inspiren para estar en el mundo de una forma más crítica, constructiva y transformadora.
¡Anímate a formar parte del cambio! Verás que es posible vivir mejor, tanto tú como el resto del planeta.